Después de un año de un intenso viaje para recorrer todo Japón en noviembre-diciembre de 2024, por fin me estoy dando tiempo para asimilar y digerir lo vivido. Es bonito ver que Japón y su cultura están enamorando a tantas personas en todo el mundo. Y su apreciación de los aspectos positivos de Japón está provocando en muchos japoneses una especie de despertar, especialmente en mí misma.
Una de las cosas que más me llegan y que son una referencia a seguir es el «espíritu de los maestros artesanos», su manera de perseguir la perfección desde la humildad. Su empeño en seguir mejorando su trabajo hasta el final de su vida. Este tipo de espíritu no solo se refleja en los artesanos, sino también en las personas de cualquier campo que quieren dar lo mejor de sí. Uno de los ejemplos es el de las piezas industriales de precisión. Otro ejemplo que me encanta es la búsqueda de la perfección de los cocineros de ramen, incluso en un plato tan sencillo y popular.
Otro aspecto de mi país que me encanta son los mayores de 80, 90 y 100 años o más que siguen trabajando con alegría y satisfacción, muchas veces como cocineros cuyo trabajo es hasta duro para los jóvenes. Su secreto de la vida es seguir haciendo lo que les satisface y sentir que lo que hacen produce felicidad en los demás.
Tenéis algunos ejemplos:
https://youtube.com/shorts/CQHgedCsTvc?si=7R4wppimiMILtX_T (95 años)
https://youtube.com/shorts/AEYXaIq6_cU?si=GWdvnvi-yxIAmj9V (99 años)
Como maestra de Reiki, me identifico con esta manera de ser. En todo esto hay cierta «testarudez», pero esta sirve de motor para seguir viviendo cada instante de la vida, con un empeño motivado por la satisfacción personal y ajena. Ser así no es nada fácil, pero el verdadero éxito es cuando hay «honestidad» con nosotros mismos, cuando sentimos que estamos dando lo mejor de nosotros y siendo coherentes. Me falta mucho, pero por eso estoy en este camino.
Gassho




